Juancito y los huevos al plato

Volviendo a la normalidad puedo decir que este blog va a seguir siendo el mismo blog de siempre, si bien cada tanto habrá alguna foto o algún videíto de la Pupita no se volverá un blog cursi y maternal. De todas maneras; veremos cuanto dura la promesa porque la mocosa es un encanto y me cuesta no babear.

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Hace un rato hablaba con un amigo por facebook y en un intercambio de anécdotas (todas sobre humor negro y doble sentido) me acordé de una anécdota en particular que hacía rato quería escribir acá y siempre olvidaba.

Cuando eramos chicos jugabamos todos en la vereda. Nos poníamos a jugar a la escondida o a la mancha, cáda tanto al rango y a veces cuando estabamos muy cansados para seguir corriendo nos tirábamos en el pasto a burlarnos de alguno. Siempre había uno que ligaba y se iba llorando a su casa de tanta burla.

Había un vecinito que no salía casi nunca porque era medio boludo y la mamá lo sobreprotegía demasiado. Cuando salía jugaba con todos nosotros y generalmente era el punto de burla cuando terminabamos de jugar. Tras cartón uno de los motivos principales de burla era que le faltaba un testículo. No me pregunten cómo sabíamos eso pero quiero creer que alguna vez escuchamos conversaciones de grandes.

Un día empezó la burla:

"En la casa de Juancito había hambruna una noche y le sacaron un huevo para hacer huevo frito jajajaja"

"Ese día la mamá tenía ganas de comer omelette jajajaja"


"Juancito se tomó muy a pecho eso de decir -tengo los huevos al plato- jajajaja"


Y así hasta que Juancito se largó a llorar.

Recuerdo que mi hermano, que era siempre el defensor de los pobres, menores y ausentes, salió a defenderlo con una frase que terminó de hundir el barco.


"¡Che! ¡Dejense de joder! ¡No lo molesten más a Juancito! y vos Juancito quedate tranquilo, no llores más y no les des bola"


El día que regresé




y traje el mejor amigurumi que hice en la vida.

Estoy de pasada pero ya tendrán más noticias. Agradezco enormemente todo el cariño que nos dejaron. Nosotras les mandamos muchos abrazos: grandes y chicos. Y algún que otro pañal con caquita.

Pupita


(Con tema pelotazo y todo.  Que grande!)






Invasión de blog

Muy buenas noches a todos, o madrugadas, o lo que corresponda.  Mi nombre es El Griego Puteador y vengo a invadir el cuaderno de Pupolina para hacer un anuncio especial.

40 semanas pasaron desde que "la cosa" se venía gestando.  La espera fue larga, llena de angustias y alegrías, y finalmente hoy, 11 de Septiembre del 2011 a las 00:45hs., en la esquina del retador pesando 2 kilos 750 gramos, con 42 centímetros de potencia y unas patadas de Muay Thai que hacen temblar al mismísimo Tony Ja, llega para enfrentarse al mundo la pequeña Luciana Elodia, mejor conocida por todos como Pupita.

Apenas me lleguen, subo fotos.

Dejenle sus saludos afectuosos y buenos deseos a la joven madre, no sean garcas.


Fin del comunicado.

Y de putear ni hablemos

A veces me quejo de que la gente que atiende en el hospital siempre está de mal humor y llega tempranito al trabajo con un grado de conchudez bastante elevado para ser la primer hora del día. Pero a veces realmente los entiendo. La gente hoy en día es bastante jodida y va con la predisposición a romper las pelotas.


Cuando la obstetra me manda al hospital para hacer algo en laboratorio ya me doy una idea de lo que me espera: La ira. No es muy difícil entender las indicaciones en un hospital siempre y cuando estés atento y no te distraigas con una vecina, con el telefonito o vayas con auriculares escuchando música a todo volumen. En otras palabras: Solamente hay que prestar atención y seguir paso a paso lo que nos piden que hagamos, de esa manera entramos > hacemos > salimos.

Las personas que van a atenderse a laboratorio solamente tienen que hacer dos cosas cuando llegan:

1 - Preguntar quién es el último para laboratorio. Solamente basta con decir "¿Quién es el último para laboratorio?" y te va a levantar la manito una vieja, una embarazada, una mina con nenitos, una gorda enojada porque está en ayuno, etc.

2 - Lo siguiente que tenés que hacer es prestar atención al siguiente que venga, porque hay que avisarle que el último ahora es uno mismo.

Se hace esto porque generalmente las personas van a hacer la cola unas cuantas horas antes de que abra laboratorio - y que llegue el personal que nos atiende - y hay que saber el orden de llegada para que, cuando venga la rubia de anteojitos, hagamos una cola y nos den un numerito. Es una manera de no correr hasta la ventanilla y cagarnos a piñas cuando llega la rubia.

Obviamente no siempre funciona.

Las veces que fui siempre me encuentro con ciertos personajes que, haciendo un poco de orden en mi cabeza, los puedo catalogar en una lista:

La Desinformada: Este personaje no sabe que tiene que preguntar, o se olvidó de preguntar porque estaba muy dormida, o llegó tarde y se quiere hacer la boluda. Siempre hay una... o dos. Siempre "estaban en guardia por una urgencia pero estaban esperando desde las cinco de la mañana" siempre quieren que las atiendan entre los primeros, siempre discuten, siempre están indignadas y sobre todo: Siempre son viejas.

El Amigo: Este personaje aparece unos quince minutos antes de que abra laboratorio. Viene, abraza y besa a alguno de los boludos que llegó temprano, le cuenta como anda la vecina de enfrente, le pregunta cómo anda la familia, el perro, el trabajo, la tía abuela del cuñado de la novia del hijo y se queda paradito ahí. Cara de piedra si se puede decir. Generalmente lo rajan a puteadas al final de la fila y pasa una vergüenza terrible. Así y todo prueban suerte igual y si logran pasar, pasan. Aunque no.

La Madre y sus Retoños: Este personaje es curioso. Lleva a los hijos, los cuales tuvieron que madrugar pero están con todas las pilas cargadas y los suelta entre la gente para que correteen y jodan a dos manos, siempre y cuando no la molesten a ella. Se hace la boluda si los nenes le hablan, si le piden cosas, si le gritan en el oído, por lo cual los nenes van a hablar, pedirle cosas y gritarle al oído al resto de las personas. Lo curioso de este personaje es que se ofende si uno le pide que los calme -utilizando un tono pacífico y hasta amistoso- cuando lo que realmente se debería hacer es estampar contra los mosaicos a los mocosos en cuestión.

La Madre con la Hija Primeriza*: Esta es la futura abuela que acompaña a la hija para que nada le pase. Le pregunta a cada rato si se siente bien, si necesita algo, si le molesta que la mujer que está al lado de ella tosa muy fuerte, si quiere que vaya a buscar a alguien de seguridad para pedirle al flaco que puso música que la apague, si no necesita ir a la guardia. Generalmente va y viene desesperada por todo y ante cualquier suspiro de la hija empieza a pelear con el resto de las personas porque inhalan demasiado oxígeno. Un amor.

La Señora "yo estaba antes que vos": Es una mujer, no siempre es vieja pero en la mayoría de los casos tiene más de cincuenta años. Este personaje aparece de la nada con el latiguillo incorporado y tiene un parecido a la Desinformada, sólo que ella no necesita excusas. Le importa muy poco el hecho de pasar vergüenza porque va a pelear hasta el final hasta que te canses y la dejes pasar primero, sosteniendo (fervientemente) su argumento irrefutable. Porque ella estaba antes que vos, te guste o no te guste.

Estos son algunos casos. Estoy segura de que estoy olvidando a algunos más. Lo dejo hasta acá porque enseguida viene la Doble y nos vamos a tomar unos mates.

* Este es el caso de la Grandmother Pupolain. Sólo por eso es un amor.

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